Comunidad y Servicio

“Hemos sido bendecidos para bendecir.”

En Redoma “Dios guarda mis lágrimas”, creemos que el servicio es una expresión viva del amor de Dios. Nuestro programa “Comunidad y Servicio” tiene como propósito extender la gracia y la compasión del Señor más allá de nuestras propias fronteras, colaborando con otros ministerios, iglesias y organizaciones que trabajan día a día por el bienestar espiritual y físico de las personas.

Dios nos ha enseñado que la verdadera transformación ocurre cuando Su pueblo se une en propósito y acción. Por eso, desde Redoma fomentamos la unidad en el servicio, apoyando iniciativas comunitarias, campañas evangelísticas y proyectos de ayuda que impactan positivamente a familias, mujeres, niños y personas en situación de vulnerabilidad.

A través de alianzas con iglesias locales, grupos ministeriales y voluntarios, unimos fuerzas para llevar alimento, ropa, productos esenciales y, sobre todo, la Palabra que trae vida. Cada actividad se convierte en una oportunidad para servir con humildad, compartir esperanza y mostrar el amor de Cristo de manera práctica y tangible.

Nuestro deseo es ser un canal de bendición que inspire a otros a involucrarse en la obra de Dios. Creemos que cada acto de servicio —por pequeño que parezca— tiene el poder de marcar una diferencia eterna en la vida de alguien. Cuando una iglesia, familia o voluntario se une a esta causa, se suman manos, corazones y recursos que multiplican el impacto del Reino.

“Comunidad y Servicio” también promueve la formación y el fortalecimiento de líderes cristianos comprometidos con la acción social. Les motivamos a ser luz en sus comunidades, a servir con excelencia y a extender misericordia donde más se necesita.

Para nosotros, servir no es una tarea, es un llamado. Es la respuesta natural al amor que hemos recibido.
Por eso, cada proyecto, cada entrega y cada palabra compartida lleva consigo la esencia de nuestro lema:
“Hemos sido bendecidos para bendecir.”

Juntos, seguimos edificando puentes de fe, esperanza y amor entre las comunidades que servimos, demostrando que cuando el pueblo de Dios se une en propósito, el impacto trasciende los límites y transforma corazones.